La angiografía con fluoresceína es un examen clínico para observar la circulación de la sangre en la parte posterior del ojo, como también para diagnosticar condiciones de la retina relacionadas con la diabetes, la degeneración macular debida al envejecimiento, y otras anormalidades del ojo. Este examen también puede ayudar al seguimiento de la evolución de una enfermedad y a monitorear su tratamiento. Puede ser repetido con frecuencia sin hacer daño al ojo o al cuerpo en general.
La fluoresceína es un tinte rojizo-anaranjado que se inyecta en una vena del brazo. El tinte viaja a través del cuerpo hacia los vasos sanguíneos de la retina (el nervio sensitivo a la luz localizado en la parte posterior del ojo). Una cámara especial equipada con un filtro verde emite ráfagas de luz azul hacia el ojo y toma múltiples fotografías de la retina. La técnica utiliza película fotográfica común y corriente. No hay presencia de Rayos-X durante este procedimiento.
Si existe alguna anormalidad en los vasos sanguíneos, el tinte escapa dentro de la retina, o mancha los vasos sanguíneos. Daños al marco de la retina, o la presencia inusual de nuevos vasos sanguíneos también pueden ser revelados. Estas anormalidades se determinan a través de una cuidadosa interpretación de las fotografías por parte del oftalmólogo (Medico de los ojos).
El tinte puede decolorar la piel y la orina, hasta que es completamente removido del cuerpo por los riñones. La práctica de la angiografía con fluoresceína ofrece riesgos mínimos, aunque en ocasiones ha presentado leves reacciones alérgicas. Fuertes reacciones alérgicas han sido raramente reportadas. El hecho de ser alérgico(a) a tinturas de Rayos-X como el yodo, no quiere decir que usted sea alérgico(a) a la fluoresceína. En ocasiones, el tinte puede escapar de la vena cuando es inyectada, causando una leve sensación de ardor que usualmente desaparece rápidamente.
(c) 2007 The American Academy of Ophthalmology